Tratamientos Faciales
Los 6 hábitos que dañan tu piel y que no sabias
1. Cambia la funda de almohada para tener una piel sana.
En las fundas de las almohadas podemos encontrar grasa, células muertas, microorganismos de la piel, ácaros y restos varios de cremas que usamos a diario, esto hace de la almohada una placa de laboratorio donde crecen toda suerte de gérmenes y bacterias, por lo que mantener la funda de almohada limpia es esencial.
Durante la noche la piel se repara de los daños causados durante el día, no hay que olvidar que la regeneración celular es 3 veces mayor mientras dormimos que mientras estamos despiertos.
Las bacterias existentes en la almohada podrían interferir en el proceso de regeneración celular y hacer que se ralentice dejándote un tono de piel apagado y grisáceo.
Es por todo esto que la funda de la almohada debería cambiarse cada 2 días.
2. Dime en que postura duermes y te diré que daños causas a tu piel.
Dormir boca abajo obstruye los folículos de la piel y no permite un correcto drenaje de los líquidos del cuerpo, lo que también provoca la aparición de bolsas y ojeras, además de favorecer la aparición de arrugas debido a la presión del cuerpo contra el colchón.
Dormir boca arriba es la mejor posición para nuestra piel, ya que no hay riesgo de que se produzcan pequeñas arrugas o aplanamiento de los contornos faciales por la presión del colchón contra nuestro rostro, al no existir esa presión, el drenaje de los líquidos del cuerpo se ve favorecido.
Sin embargo, esta postura ideal para no generar arrugas no es conveniente para la columna, las articulaciones ni para el retorno venoso.
Dormir de lado es la postura en la que deberías intentar descansar, y aunque es cierto, que esta no es la más adecuada para la piel y que puede potenciar las antiestéticas arrugas del surco nasogeniano y de la frente, anatómicamente hablando, sí, es la mejor opción, en posición fetal y con una almohada entre las rodillas.
Curvar el torso en posición fetal abre el espacio entre las vértebras y esto produce una liberación en los discos de la columna. Es bueno conocer que esta posición para dormir no es recomendable para personas que tengan lesiones en hombros y caderas, debido a que causa demasiada presión en dichas articulaciones.
3. Utilizar brochas y pinceles sucios
En las brochas se acumula grasa de nuestra piel y distintos productos cosméticos. Estas brochas se convierten en un gran caldo de cultivo de bacterias, es por eso, que se deben lavar con jabón neutro o productos específicos para ello. Lo ideal sería lavarlos después de cada uso, aunque asumiendo, que con el ritmo de vida que llevamos es complicado, recomiendo que como mínimo se limpien las brochas una vez a la semana.
Consecuencias del uso de pinceles sucios o de compartirlos con otras personas:
• Aparición de pápulas, pústulas y acné.
• Transmisión de infecciones.
• Irritación de la piel.
4. Cuidado con las duchas muy calientes.
Una ducha caliente es uno de los grandes y sencillos placeres de la vida, pero el agua a altas temperaturas destruye la barrera cutánea que protege la piel, además dilata los capilares y favorece la cuperosis y las varices, sin olvidar que al arrastrar los lípidos y los aceites que conforman la barrera cutánea puede desencadenar una deshidratación en la piel.
Haz duchas cortas con agua templada, entre 35 y 37 grados es lo ideal, ni fría ni muy caliente y utiliza leche corporal hidratante a diario, para compensar la pérdida de lípidos.
5. El protector solar también en interiores.
A estas alturas todos somos conscientes de la importancia de proteger la piel del sol, no solo cuando estamos en la playa, sino cada vez que salimos de casa, ya sea verano o invierno.
Sin embargo, los días que nos quedamos en casa, ya sea por teletrabajo o por disfrutar de nuestro hogar, este producto es el gran olvidado y eso es un gran error.
No hay que olvidarse de los rayos UV, presentes en la luz azul que emiten las pantallas de los dispositivos, estos también inciden en tu dermis y aceleran el proceso de envejecimiento de la piel, apagando su tono, volviéndola más propensa a la aparición de arrugas, y aumentando el riesgo de sufrir manchas.
Los estudios han demostrado que las personas que no utilizan protección solar envejecen hasta un 24% más que las que se protegen. Y es que la luz, ya sea natural o emitida por las pantallas de dispositivos, modifica la composición lipídica de la piel y favorecen su pigmentación.
6. A nadie le amarga un dulce
Es verdad, pero el exceso de azúcar es el principal responsable de un proceso llamado glicación.
La glicación es una reacción química que se da en nuestra dermis por la cual las moléculas de glucosa reaccionan con las proteínas (colágeno y elastina) de nuestra piel dañándolas, provocando o agravando la flacidez y las arrugas.
Cuando hablamos de azúcar rápidamente nos viene a la mente el que utilizamos para el café, el té o los dulces. Pero también hay que tener cuidado con los refrescos, los zumos envasados, la comida procesada, la bollería industrial, los cereales para el desayuno, las salsas y las bebidas alcohólicas.
Si eres de las que no puede resistirse al dulce y lo ingieres a diario coméntaselo a tu esteticista para que te recomiende un producto que luche contra la glicación en tu piel.
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